La excelencia académica no es suerte, sino el fruto de la constancia, disciplina y responsabilidad. Es un camino que moldea a los estudiantes, preparándolos para la vida con dedicación y esfuerzo.
Ser responsable con los estudios no significa únicamente cumplir con un requisito. Implica comprender que el aprendizaje es un compromiso con uno mismo, con la familia y con la sociedad. El estudiante que trabaja con orden, puntualidad y dedicación demuestra respeto no solo por el tiempo de sus maestros, sino también por su propio futuro. Esta actitud se convierte en la base de la excelencia académica, que busca formar no solo en conocimientos, sino también en valores.
En el colegio, la excelencia se refleja en quienes, con esfuerzo y perseverancia, logran destacarse y convertirse en ejemplo para sus compañeros. Los abanderados y portaestandartes son un claro símbolo de este esfuerzo: su reconocimiento no es casualidad, sino el fruto de años de disciplina y constancia. Al recibir el honor de portar los símbolos patrios e institucionales, representan la unión entre el estudio, la responsabilidad y el orgullo de pertenecer a una comunidad educativa que cree en la superación personal.
Este año, con orgullo, reconocemos a quienes han alcanzado esta distinción:
- Abanderada del Pabellón Nacional: Melissa Bonilla Serrano
•Portaestandarte del Plantel: Micaela Fabiola Beltrán Vidal
•Portaestandarte de la Ciudad: Lucciana Carrera Naranjo
•Primera Escolta del Pabellón Nacional: Alejandra Gordillo Orellana
•Segunda Escolta del Pabellón Nacional: Jordana Guerrero Reyes
•Primera Escolta del Portaestandarte de la Ciudad: Sophie Valeska Constante Salcedo
•Segunda Escolta del Portaestandarte de la Ciudad: Mateo Andrés Vaca Álvarez
•Primer Escolta del Portaestandarte del Plantel: Francisco Javier Mosquera Cuenca
•Segunda Escolta del Portaestandarte del Plantel: Renata Yamile Mier Grijalva
Todos ellos son la prueba de que la excelencia académica está al alcance de quienes trabajan con responsabilidad, entusiasmo y amor por el conocimiento. Su ejemplo inspira a toda la comunidad a seguir fortaleciendo virtudes que trascienden las aulas.
La excelencia académica no es un punto de llegada, sino un camino que se construye cada día. Cada tarea realizada con compromiso y cada esfuerzo invertido en aprender nos recuerdan que estudiar no es solo una etapa de la vida, sino una oportunidad para crear el futuro. Y allí radica la verdadera importancia de este reconocimiento: motivar a todos los estudiantes a creer en sí mismos, a esforzarse con constancia y a comprender que, con disciplina y pasión, cualquier meta es posible.